Los infantes de hoy enfrentan un mundo en constante transformación, que les exige muchos desafíos y cambios vertiginosos en todos los niveles. A continuación, te brindamos algunos consejos para la buena crianza de tus hijos e hijas.
El segundo domingo de abril de cada año se celebra el Día del Niño Peruano, según precisa la Ley N.º 27666, promulgada en el 2002.
La Convención sobre los Derechos del Niño otorga a la familia el carácter de medio natural y la define como un grupo fundamental de la sociedad, para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños (Unesco, 2003).
Los infantes enfrentan un mundo cambiante con muchos desafíos que exigen cambios vertiginosos en lo personal, académico, social, etc., y donde se hace fundamental el fortalecimiento y el desarrollo de habilidades sociales a fin de convivir en respeto, igualdad y equidad. Por ello, es de suma importancia que las pautas, las actitudes y el ejemplo que puedan expresar los adultos no alteren la personalidad y el carácter del niño o niña.
A continuación te presentamos algunos consejos para la buena crianza de tus hijos:
- Trata a tu hijo con el mismo respeto con que te gustaría que te traten.
- Ponte en su lugar; trata de comprender qué pasa por su mente, cómo y por qué se siente así. El acercarnos a su campo perceptual nos ayuda a entender y a enfocarnos mejor en sus sentimientos y emociones.
- Exprésale tu aprecio y amor con actitudes y palabras, como “soy muy feliz de tenerte aquí”, “me encanta que seas mi hijo”, “te quiero mucho”; eso le ayudará a sentirse amado e importante en el núcleo familiar.
- Enséñale con el ejemplo a realizar acciones buenas, así le será mucho más fácil interiorizar los valores como parte de una interacción social sana.
- Disfruta su presencia y haz que disfrute de la tuya también: jueguen juntos, ríanse, cuenten historias, anécdotas, chistes; así estarás desarrollando confianza y amor y, sobre todo, estarás reforzando una buena comunicación.
- Discúlpate si te has equivocado, solo así tu hijo podrá asumir las consecuencias de sus actos y no dejará que el miedo lo paralice cuando tenga que asumir sus errores, por lo que evadirá caer en la mentira para excusar sus actos empleando palabras como: “yo no he sido”, “él me dijo que lo hiciera”, “es que…”, etc.
- Escúchalo cuando tenga algo que decirte; es importante que lo escuches mirándole a los ojos. Si tu hijo no percibe que lo estás escuchando, apagarás sus ánimos y las ganas de compartir sus experiencias.
- No lo etiquetes. Si algo no te gusta de su comportamiento, háblale sobre ello, pero no lo etiquetes. Los niños no son malos, buenos, malcriados ni manipuladores, solo buscan ponerse a salvo y adaptarse a lo que el entorno les ofrece. En lugar de decirle: “eres un niño llorón y malcriado”, mejor describe su conducta: “veo que lloras porque quieres un tiempo más en el parque”, “¿estás molesto porque tienes que ir a la cama?”.
- No tengas miedo de decirle que no cuando creas que debes hacerlo, eso no te hace menos padre o madre. Decir “no” tiene que servir para darle a entender que no estamos de acuerdo con lo que está haciendo o desea hacer, y es una oportunidad para explicarle el porqué de nuestra negativa.
- No le grites. Gritarle hace que se sienta humillado y no permite que comprenda las razones de lo que está pidiendo; esta actitud solo los lleva a percibir los gritos como un modo normal y correcto de relacionarse, y a futuro tratará de relacionarse con los demás a través del grito.
- Bríndale la oportunidad de que solucione sus propios problemas, oriéntalo en el camino; no le evites las caídas porque lo estás sobreprotegiendo, de tal manera que cuando llega la circunstancia traumática real no estará preparado para ello. Ayúdalo a gestionar sus emociones y a desarrollar su autonomía.
- No le niegues tu consuelo cuando llore, cuando te necesite o cuando pida tu ayuda. Tú eres quien puede proporcionarle consuelo. Evita pensamientos desmotivadores para tus hijos: “ya eres mayor y no debes de llorar”, “eres grande para pedir abrazos”. Quizás tu hijo es una persona muy sensible o tenga un mayor sentido de justicia que otros niños, y esto puede ser positivo en realidad. Por eso, cuando tu hijo pida tu presencia, tus brazos, tu consuelo, no debes negárselo, más bien enséñale a gestionar y comprender sus emociones.
- Valida sus sentimientos, negárselos les hará sentir inseguros consigo mismos, porque pensarán que lo que sienten no es correcto y que no es bueno mostrar dolor e indignación.
Sigamos criando hijos e hijas resilientes, responsables y empáticos. Juntos hagamos del Perú una mejor escuela.